Europa vive en estos momentos una situación bastante complicada. La desconfianza de los mercados en las economías europeas más débiles acaba de alcanzar niveles máximos desde que diese comienzo la crisis económica. Y es que algunos países como España e Italia han visto cómo su prima de riesgo se ha disparado a niveles muy delicados, ambas muy por encima de los 450 puntos básicos.
Una situación muy delicada que en el caso español se trasladó en el mercado de deuda, que tuvo que colocar unos 5.200 millones de euros en letras del tesoro a un vencimiento de 12 y 18 meses, ambas con un tipo de interés superior al 5 por ciento. Pero no ha sido el único título que ha sufrido su semana negra. El interés exigido por el bono español a diez años se disparó el pasado jueves a niveles récords rozando el nivel crítico del 7 por ciento. Y es que se trata de una impactante carga en el tipo de interés que ha crecido hasta un 33 por ciento desde el pasado año. Un lastre más para la economía española que aún tiene pendiente cumplir sus objetivos de déficit con la Unión Europea.
Recordemos que los niveles actuales de la prima de riesgo española e italiana fueron el punto de no retorno para Grecia, Irlanda y Portugal. Países que han tenido que ser rescatados, que ahora mismo viven una situación de máxima austeridad y necesitarán al menos una década para recuperar los niveles previos a la crisis.
Menos mal que el Banco Central Europeo ha decidido intervenir en los mercados secundarios una semana más para apaciguar el chaparrón que ha caído, en especial en esta última semana, sobre Italia y España, cuyas primas de riesgo no han disminuido por debajo de los 400 puntos a pesar de esta intervención. Una situación que pone en cuarentena a ambas economías ya que la prisma de riesgo no ha dejado de crecer en los últimos meses, dejando en evidencia la fragilidad de la economía española.
Ahora, con el cambio de Gobierno veremos si la llegada de nuevos aires frena las fauces del mercado que amenaza con llevarse por delante la economía española. Las medidas de austeridad serán más que una obligación para la nueva clase política, que deberá hacer uso de los temidos recortes para contener el gasto e intentar contentar a los inversores.
El 20-N podría marcar un punto de inflexión sobre la economía española, pues veremos si las medidas de austeridad que impondrá el nuevo Gobierno servirá para levantar la castigada economía española.